miércoles, 31 de mayo de 2017

Aventuras electorales

*Publicado originalmente en la revista digital La Otra Realidad en el año 2015.
No ha faltado ni un día de estos quince que han pasado desde la última vez que escribí aquí que mi despertador sea alguna canción propagandística de Movimiento Ciudadano o Morena. Si no es eso, me despierta cualquier canción popular que usa el PRI, PAN o el PRD para promocionarse con carpas instaladas frente a mi casa o con carros que deambulan por toda la colonia con bocinas o altavoces amarrados al techo del vehículo.
Me llama bastante la atención que usan la misma técnica de muchos negocios locales: contratar un gran equipo de sonido, de preferencia sólo una bocina y la que menos cueste, “la más grande que tenga, por favor”; un cable auxiliar y un celular con internet, si el presupuesto no da para internet, un ipod con música varia o ya de ‘perdis’ un disco de la música del momento que venden en todas las líneas del metro. Como “Los Raspericos”, negocio local nuevo de raspados y frappés, giran la perilla del volumen hasta que ya no dé de sí y con un micrófono anuncian que quien vaya a la carpa y diga la edad de la candidata se lleva de premio una gorra y una playera con el logotipo del partido al que representan. ¡Qué más pedimos de nuestros candidatos si no es una gorra y una playera con su nombre! Mejor regalo no hay. Pero como todo, esta dinámica tiene su lado oscuro: me pregunto si en verdad nosotros, los ciudadanos, ¿somos tan tontos para participar de estos ejercicios para exigir nuestro regalo en lugar de correr a estos personajes con todo y su escándalo que me obligan a levantarme de la cama? ¿Acaso somos muertos vivientes como los de Walking Dead o como los del videojuego Left 4 Dead que nos llama la atención el ruido y nos acercamos a él para ver qué pasa? ¿O somos muy chismosos? ¿O nos falta tanta fiesta y rito que donde escuchamos música queremos asistir? Tantas gorras y playeras del PRI que veo en cuanto salgo de casa responden mis dudas.
Las campañas son fuertes y mañaneras. Yo no sé si sean dirigidas a las amas de casa o a los jóvenes huevones que no nos levantamos temprano, pero durante estos quince días sólo he visto publicidades de este tipo durante la mañana. Y digo fuertes en el sentido de que son insistentes. Cuento dos anécdotas que me permiten reforzar lo que digo:

La semana pasada por la noche al llegar a la calle donde vivo, me crucé con un supuesto trabajador del PRD que según estaba planeando la ruta del candidato, ¿candidato a qué? no sé, tal vez a robar. No lo dejé entrar a la calle (cerrada) por cuestiones de seguridad, pues los vecinos y mi mamá me han dicho que no deje pasar extraños. Por eso digo que tal vez era candidato a robar, no por otra cosa. El extraño sujeto me observó hasta que ingresé a mi humilde vivienda. Ni un minuto había pasado cuando me asomé por la ventana para ver si todavía se encontraba parado sobre la avenida, y advertí que ya se había ido. Pensé que probablemente había cumplido su objetivo de observar alguna casa, algún coche o alguna persona a la cual pudiera atracar. Dos días después, como no tengo nada qué hacer, vi por la ventana a dos sujetos con banderas del PRD y una escalera forzando la puerta eléctrica por la que entran los automóviles de la cerrada. Qué mala suerte tienen los del PRD; hasta les roban las elecciones. La estaban empujando para que pudieran pasar. Salí a reclamarles, no tengo otra cosa más importante qué hacer; les dije que era increíble que ellos que trabajan en gobierno violaran sistemas de seguridad que los vecinos hemos implementado. Reconocí al mismo tipo que me había encontrado dos días antes y le volví a mencionar que por cuestiones de seguridad no podían pasar y mucho menos forzar una puerta porque si la descomponían, ellos la iban a pagar. Sí cómo no. ¡Qué fregones! ¡Qué insistentes! ¡Qué chingones!
La segunda, si usted se aburrió leyéndome, es más corta:
En todas las paredes de la colonia hay mantas propagandísticas, publicitarias o promocionales, ya ni se sabe qué son. He quitado las que hasta la fecha han puesto en la puerta eléctrica antes mencionada y en la casa de mi vecina porque considero que se aprovechan de espacios privados para colocar la imagen de alguien que quién sabe si vaya a hacer algo por mí o por mis vecinos, además que me molesta que nuestro dinero se ocupe en la mercadotecnia de algún candidato o diputadillo que no sé si quiera cambiar el rumbo con buenas ideas en lugar de utilizarlo para el bienestar de la comunidad, ¿a poco no? Estas mantas del PAN que he quitado en la noche, como el ave fénix por la mañana renacen y vuelven a su lugar, ahora atadas con doble nudo. ¡Qué insistentes! ¡Qué chingones! ¡Cómo chingan!
Mientras tanto, he visto que los que traen playera y gorra del PRI siempre andan fotografiando credenciales de elector, anotando no sé cuanta cosa y hasta se juntan en un parque y se sientan en el pasto a hacer ese trabajo.

Así han sido mis “Aventuras en tiempos electorales”. Probablemente sea la última vez que toco el tema de las elecciones pues ya me aburrieron. Ya que se acaben. Ya no más spots, spots spots ni candidatos que no llegan a las reuniones con los vecinos. No prometo nada pues no quiero quedar mal con nadie. En fin, agradezco que ya sólo queden 15 días antes de la veda electoral para volver a levantarme hasta que la cama me escupa.

jueves, 25 de mayo de 2017

En contra del Acoso Sexual Callejero #2

OTRO CASO DE ACOSO SEXUAL EVIDENCIADO

Lo cuento enseguida para llamar a la acción de detenerlo, pues la próxima víctima de este, o cualquier otro tipejo, puede ser tu novia, tu hermana o tu madre:

De regreso a casa, nuevamente en la Línea 3 del Metro de la CDMX, junto a la puerta, un señor de camisa floral amarilla leía un librillo del cual no deseo recordar el título. Una chica con pastel en mano se acercó para sujetarse del tubo de donde me estaba agarrando y quedó en medio de nosotros. El señor, ya con sus canas, pero aún regocijante, le jugó una broma a la chica diciéndole “gracias” como si el pastel se lo entregara a él. Ambos rieron ligeramente mientras yo observaba. El señor le preguntó dónde bajaba. La chica le dijo que dos estaciones más adelante. Él se ofreció a sostener el pastel. Ella aceptó. Toda esa actitud me pareció extraña. No dije nada. Pero cómo cambian las cosas.

En la estación siguiente subieron varias personas, entre ellos un chaparro de camisa negra, con mochila en mano. Enseguida se paró detrás de la chica. No me fijé si rozó sus piernas con pretexto de sostener su petaca. Me quedé atento. Antes de que el Metro avanzara, vi cómo este desagradable enano acercó su nariz al hombro de la chica para olfatearla como perro. Pensé enseguida en la palabra “acoso”, pero le di el beneficio de la duda, tal vez sólo miró sus pies a ver en dónde estaban colocados. Cuando el Metro avanzó, volvió a olerla, ahora del cabello. Entonces me convencí más de lo que estaba sucediendo. Mi corazón latió fuerte pues nunca se sabe cómo reaccionarán estos tipejos, así que le di una oportunidad más, la cual desperdició acercando su nariz nuevamente a ella para registrar su aroma.

El impulso me ganó enseguida y no dudé en reclamarle: “¿Por qué la estás oliendo? Te estoy viendo. ¿Por qué la hueles?”, le dije, señalando con el dedo flamígero de la indiganación y la conciencia social, la acción, la chica y mis ojos. “No, no lo estoy haciendo”, se defendió. “Claro que sí, yo te estoy viendo”. “Compruébamelo”, dijo, delatándose inocentemente. “No es necesario. ¡Eres un acosador y como tal hay que señalarte y excluirte! Todos te están viendo y ya saben que eres un acosador”, me salió perfecta la frase. El señor de la camisa de flores y librillo de psicología barata le dijo a la chica de mezclilla que intercambiaran lugar. El pigmeo de camisa negra ya no dijo nada. La mujer le dijo algo que no alcancé a escuchar y bajó en esa misma estación.


Tuve que esquivarlo, sin pedirle permiso ni empujarlo, para lograr bajar. No era lógico que después de haberlo evidenciado, me cediera el paso, aunque él también descendió del vagón en la misma estación que yo. Lo observé y a lo lejos se perdió en el andén. Esta ocasión, sí me temblaron las piernas.

Foto: Animal Político

En contra del Acoso Sexual Callejero #1

Hace unos días me enfrenté a un acosador. Les cuento:

En el Metro Guerrero de la CDMX, se bajó del vagón en que iba una chica güerilla y chaparrita, con falda, vestida como si fuera maestra. Atrás de ella, un tipo vestido de rojo que enseguida observé que la miraba lascivamente. La chica se adelantó y le perdí la pista al güey de rojo. Yo siempre me subo por las escaleras estáticas para no hacer fila ni meterme al bulto. A mitad de la subida, volví a notar al sujeto de rojo, en las escaleras eléctricas, justo detrás, muy cerca de la chica y con una mano recargada en el barandal de forma intimidante, como si la fuera a abrazar y continuaba con su mirada precoz.

Me acerqué y le dije a la cara: “aguas, te estoy viendo, cuidado con la chica, te estoy viendo”. El acosador se defendió así: “estás mal, estás mal”, y me evitó la mirada. Éste se desvió del camino lógico al transbordo, se quedó atrás. La chica güera pasó a un lado mío sin decir nada. Cuando llegué al andén de la Línea 3, vi que el acosador apenas daba vuelta en el pasillo. Luego, desde el lugar en que me formo para subir al vagón, noté al de rojo viéndome desde una distancia algo lejana. Pasó un Metro vacío. Me subí. Entonces, el tipo de rojo se acercó a donde yo estaba formado, pero no abordó.

Si él dijo que yo estaba mal al pensar que era un acosador, ¿por qué mantuvo su distancia?, ¿por qué no abordó el Metro vacío?, ¿por qué se quedó atrás?, ¿por qué tuvo miedo?

Les comparto esta anécdota, no para presumir lo que hice, sino para llamar a la acción de señalar a los acosadores, evidenciarlos como tal para que todos a su alrededor sepan qué clase de tipo es, y excluirlos del entorno, que se sientan rechazados, porque los cobardes son ellos, no nosotros, los ciudadanos con conciencia; no hay que tener miedo de enfrentarlos, no hay que caer en la idiosincrasia mexicana de temer al otro.

Y es que a diario, mujeres cercanas a mí, me cuentan los abusos que sufren, a diario sucede, y si bien no voy a erradicar todo el acoso del país, por lo menos siembro una semilla que puede que germine o no, y para la próxima que este tipo planee acosar a alguien, tal vez la piense dos veces, porque su próxima víctima puede ser mi novia, mi hermana o mi madre.

Foto: El Nuevo Diario

jueves, 8 de diciembre de 2016

La verdadera noche de Iguala por Anabel Hernández

"En esa noche desapareció por completo el Estado de derecho y la responsabilidad del gobierno para protegernos, por eso es la oscuridad."
- Anabel Hernández. Periodista

La inocencia de José Luis Abarca; la tortura que sufrieron los albañiles, supuestos integrantes de Los Guerreros Unidos, para declarar su culpabilidad; los restos sembrados de un estudiante de Ayotzinapa en el basurero de Cocula por Tomás Zerón, Ex-Jefe de la Agencia de Investigación Criminal; casquillos y cartuchos de armas militares y de la Marina encontrados en el lugar de los hechos; un cargamento de heroína equivalente a 2 millones de dólares que las fuerzas del Estado, coludidas con el narcotráfico, querían recuperar de los camiones que llevaban los estudiantes al momento que decidieron que no debía haber testigos; los nombres de las personas detrás de los rostros políticos que verdaderamente toman las decisiones en esta administración del Presidente Enrique Peña Nieto y el entramado político del que se valen para cubrirse los unos a los otros, con la conciencia que solamente ellos saben dónde quedaron los cuerpos de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. 

Eso y más cuenta la periodista de investigación Anabel Hernández sobre su libro La verdadera noche de iguala en una charla con Ernesto Ledesma por Rompeviento TV.  

VE LA ENTREVISTA COMPLETA AQUÍ


miércoles, 23 de noviembre de 2016

Medio Oriente en muerte súbita

Hace algunos meses Edward Snowden, ¿lo recuerdan?, aquel ex agente de la CIA (Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos) que reveló documentos acerca del espionaje que llevaba a cabo la NSA a los ciudadanos norteamericanos, dijo en una entrevista que Osama Bin Laden, el ex líder de Al Qaeda, organización paramilitar de resistencia islámica, no está muerto, anda de parranda, en las Bahamas y que recibe más de 100 mil dólares mensuales por parte de la CIA. Snowden dice que tiene documentos que lo confirman.

Reveló que Estados Unidos a pesar de pensar en matar a uno de sus mejores agentes secretos, abandonó la idea porque no enviaría un buen mensaje a sus compañeros de trabajo, es decir a los demás agentes secretos. EE.UU. decidió divulgar la noticia de la muerte de Osama Bin Laden para que las agencias de seguridad y antiterrorismo del mundo dejaran de buscarlo y así dejarlo tener una vida tranquila. ¡Agente secreto Osama Bin Laden!

Permítaseme mi conspiracionismo:

Eso me recuerda que hubo varias teorías, e incluso un capítulo en South Park, donde se analiza la posibilidad de que haya sido Estados Unidos quien derribó las Torres Gemelas el 11 de Septiembre de 2001 y no un grupo terrorista, con el fin de tener un pretexto para invadir Medio Oriente en busca de apoderarse del abundante petróleo que existe en esa zona geográfica.

La región de Medio Oriente compuesta por países como Irák, Irák, Arabia, Palestina, Israel, SIRIA y muchos otros, está ubicada en una zona geográfica del mundo en la cual habita en el subsuelo mucho, demasiado petróleo y gas natural: el verdadero oro del futuro. Por lo tanto, se dice, que quien controle esa zona, controla el mundo, debido a la riqueza de recursos que hay ahí y la escasez que comienza a existir en Occidente. Es una zona disputada por los países más importantes del mundo, por las potencias: EE.UU, Rusia, Francia.

Para entender mejor los conflictos que hay en Medio Oriente habría que dedicarle muchas líneas después de mucho estudio y una serie de reflexiones y comprensiones de la historia de cada uno de los países involucrados puesto que los problemas son de carácter ideológico, geográfico e histórico. No pretendo de ninguna forma descifrar el problema pues esta es sólo una simple columna, pero puedo llegar a la somera y maléfica ecuación que se resume a lo de siempre: DINERO=PODER.

Si te preguntas tú, lector, cómo hacerle para solidarizarse de verdad, y no sólo con un filtro en la foto de perfil de Facebook, con los afectados y cómo hacerle para que guerras como estas no ocurran, sí hay manera de lograrlo y es muy fácil:

  • No te fanatices con algún culto religioso o político. ¡Tolera!
  • Deja de creer que tu Dios es el Dios y que los demás son pecaminosos.
  • Infórmate y reflexiona sobre lo que lees, sé autónomo y forma una consciencia crítico con base en distintas fuentes de información y de lectura, no sólo con lo que dicen tus padres o los medios masivos de comunicación.
  • Consume menos. Comienza a darle menos importancia a los objetos que te hacen un objeto de consumo.
  • Genera ideas propias. 

*Publicado originalmente en La otra realidad en 2015.

miércoles, 12 de octubre de 2016

Todos somos POSMO

Leo a Gilles Lipovetsky en La era del vacío y no sé si desanimarme y aventar el libro o continuar aguantando las patadas en el rostro que me anda dando con su análisis de la posmodernidad. Será una lucha dura, un enfrentamiento libre entre el espíritu de Lipovetsky que acechará varias semanas mi vida mientras me acompaña a donde lo lleve y yo.

Mi nuevo amigo Lipovetsky en 1983, aún sin Facebook ni What´s App, decía que la autoridad del cuerpo docente prácticamente había desaparecido, el discurso del Maestro había sido banalizado y la enseñanza se había convertido en una máquina neutralizada por la apatía escolar, mezcla de atención dispersada y de escepticismo lleno de desenvoltura ante el saber. Agregó que el colegio es un lugar a donde los jóvenes vegetan sin grandes motivaciones ni intereses.

En la dizque institución universitaria en la que mi hígado se ha arrugado más los últimos cuatro años, los profesores tienen que esforzarse de gran manera para tener la atención del desinteresado alumnado que a la mínima oportunidad, en el silencio, suelta una broma en voz alta con tono petulante, en busca de reconocimiento inmediato: como en el Facebook; a costa de cualquier babosada se buscan likes.

En la mínima oportunidad, el simiesco pseudoalumnado se escapa de clases o busca la manera de acortar el horario de las mismas. El sardinezco alumnado asiste a las aulas para ser un mero tecnócrata que sea funcional en el sistema, sin ganas de conocimiento, sino con el interés de ser servible en la perversa sociedad para poder sobrevivir.  ¡A la chingada el conocimiento, lo que queremos es dinero!

Cada quien en busca de una identidad única que sea reconocida y admirada por otros. Hacemos lo que creemos que nadie hace cuando hay cientos de miles que están haciendo lo mismo que nosotros creemos que es único. Todos queremos reconocimiento, pero todos somos la copia de lo que ya se hace. Nadie escapa de una identidad clonada por millones de personas a la vez. Todos somos lo mismo. Todos naufragamos aunque creamos que no lo hacemos. Todos carecemos de ideología propia y de compromiso social. Todos en favor de sobresalir por nuestra individualidad. Todos somos Posmo.

Que nos ayuden los padres, los maestros, los viejos a encontrarle un sentido al sinsentido de la posmodernidad, del desinterés, de la frivolidad, de la banalización, de la nada. ¿De verdad es genial ser joven en el año 2015 con tanto contenido superfluo eyaculado en la tecnología? o ¿habrán sido mejores aquellos no tan viejos años en donde no había Facebook ni What´s App y tal vez el ansia de crecer, en muchos, no sólo en algunos como ahora, se basaba en el conocimiento?  


*Publicado originalmente en La otra realidad en 2015.

viernes, 8 de abril de 2016

¿Cómo protegerte contra el acoso sexual?

El abuso y acoso sexual en cualquiera de sus expresiones debe ser causa de reflexión y acción de parte de todos nosotros, si es que queremos, como individuos y como sociedad, un lugar más habitable.

Pequeñas faltas de respeto que parecen insignificantes, molestan, dañan y provocan la intranquilidad, inseguridad y miedo de las mujeres que caminan por las calles deseando sólo llegar a su trabajo, escuela o simplemente pasar un momento agradable.

Inocentes piropos, chiflidos, arrimones, roces y hasta miradas parecen no dañar a nadie, pero en su conjunto forman un delito masivo del que nadie se salva, incluidas madres, hermanas, novias y esposas.

Por esta razón me he atrevido a idear una respuesta no agresiva, pero, tal vez, contundente ante el acoso sexual que viven nuestras mujeres día a día en tres sencillos pasos con recursos excesivamente fáciles de conseguir:

1.- La mujer que sufra de acoso debe intentar controlar la rabia, la furia, la impotencia y el miedo que seguramente le cause cuando alguien decide faltarle al respeto.

2.- Llevar consigo pequeñas tarjetitas de fácil realización que lleven un mensaje contundente. Yo propongo que digan: «¿Qué harías si lo que acabas de hacer se lo hicieran a tu pareja, hermana o madre? No al acoso sexual»

3.- Entregarle una de las tarjetitas al agresor inmediatamente después del mal acto. Ojo: si el agresor se ve malencarado, irse inmediatamente. La seguridad primero. Sugiero, a consideración de cada quien, que le entregue la tarjetita con el mensaje doblada, como si la mujer le estuviera obsequiando su número de teléfono. Seguir su camino.

La cuestión es hacer este tipo de actos en conjunto, que muchas mujeres, y también hombres, lo practiquen y se vaya extendiendo la idea, ésta u otra similar, para que poco a poco este delito, en apariencia pequeño e inocente, se vaya erradicando.

Sugiero que se comparta la idea entre hombres y mujeres, para que después las amigas(os) de sus amigas(os) se convenzan de actuar y continuar con la cadena.


Para que la sociedad falocéntrica evolucione el paradigma tendrá que pasar mucho tiempo, no creo que sea pronto. Pero considero también que es importante llevar a la práctica acciones que intenten cambiar, por lo menos, nuestro entorno para que la mujer no viva condenada y resignada a un acoso sexual perpetuo.