viernes, 30 de enero de 2015

+Ayotzi

Hace unos días el Procurador Jesús Murillo Karam dictó una nueva conferencia en donde expuso un video de 26 minutos y 9 segundos en donde se recrean, según las investigaciones de la Procuraduría General de Justicia, las noches del 26 y 27 de septiembre del 2014, fechas en donde se ejecutó la tragedia de Iguala, señalando como principal argumento que no hubo participación del Ejército Mexicano en el caso Ayotzinapa.

Los padres de los normalistas, impulsores de una campaña nacional para la búsqueda de los estudiantes, al igual que los sobrevivientes del ataque difieren y rechazan esa versión. Ellos acusan complicidad directa de los militares al punto que demandaron la investigación de los crematorios del Ejército para ver si hubo irregularidades en el uso de gas en las noches más tristes de Iguala.

Recuerdo haber leído sobre técnicas del Estado para crear confusión en la opinión pública. Creo que es lo que pasa cuando la versión oficial contradice a la de los afectados, en este caso a la de los normalistas. Percibo un ambiente de confusión e indecisión por parte de la opinión pública, la cual puede derivar en cansancio mental para cuestionar a las autoridades y eventualmente el olvido de la noticia como ha sucedido en los casos de Acteal, Aguas Blancas, Atenco y muchos otros.

El filósofo Lutz Alexander Keferstein menciona que Ayotzinapa se ha convertido en un símbolo de la resistencia al adquirir tanta relevancia porque a diferencia de muchas otras masacres “agarramos al Gobierno matando gente con las manos en la masa; antes lo sabíamos pero no podíamos comprobarlo”. Por lo tanto me preocupa la espiral de confusión que puede surgir a través de las declaraciones contradictorias y ventajosas por el acceso a los medios de comunicación que tiene la PGR, para que Ayotzinapa se quedé estático en la memoria de cada uno y no podamos, como ciudadanos, demandar y exigir que no se vuelva a repetir una masacre similar.

Como humanos pensantes estamos obligados a definir una postura de apoyo hacia nuestros dirigentes que durante muchos años han maquillado, ocultado o reservado información. O de otro modo, cambiar y apoyar por fin a las víctimas de la barbarie burocrática.

Por último, cierro este comentario con la siguiente duda respecto al cuestionamiento que muchos nos hacemos sobre la versión del calcinamiento y el arduo trabajo que conlleva convertir a 43 cuerpos en cenizas:

¿No los habrán aventado al mar como el Ejército en el 68' aventó al mar a muchos estudiantes para desaparecerlos?








jueves, 22 de enero de 2015

Se ve, se siente, Cuauhtémoc Blanco presidente

Líder incomparable, luchador incansable, cerebro creador de juego, zorro astuto, pletórico ídolo popular, galán telenovelesco, príncipe azteca del coloso de Santa Úrsula y con tan gran corazón que se le quiere salir por la espalda. En la cancha fue un genio, un irreverente, fue un jugador que le inyectaba ánimo, espíritu y garra al equipo, nunca dejaba de pelear un balón. Hoy no es lo mismo, pero los años no pasan en balde. Siempre se entregó a nuestra canonizada Selección Nacional de futbol. Cuau era “El Diferente” (con mayúsculas), aquel que todos los equipos de futbol lo querían en sus filas, y si era rival, lo tundían a patadas sólo por llamarse Cuauhtémoc Blanco. Fuera de los campos presumen en los medios que es una gran persona; no lo dudo y hasta lo quisiera comprobar.

¿Por qué San Cuau, por qué razón metes tu joroba (o tu nariz) a la política? A ti no te corresponde ese papel. “Zapatero a su zapato” diría un bigotón pelón que narraba tus partidos. ¿Acaso quieres ganar más dinero? Fuiste un gran jugador; vuélvete director técnico, comentarista deportivo o apoya a los jóvenes talentos. ¿O es que Germancito Villa y tus compadres ya te dijeron dónde está la mina de oro para todos ustedes y cómo puedes lucrar aún más con tu imagen y popularidad? ¿Vas a seguirte tomando fotos con servidores públicos en fiestas costosas?

El mundo del fútbol es sólo un espectáculo, en cambio al pueblo se le debe de tratar con seriedad y mucha responsabilidad. No dudo que vayas a hacer cosas loables como poner más campos de futbol en Cuernavaca o apoyar otros deportes, pero no es lo tuyo. Nunca lo fue. Te deseo de todo corazón que no ganes las elecciones porque entonces quedará todavía más claro que la política actual de México es un concurso de popularidad patrocinado por Televisa Espectáculos o Miss Universo y respaldado por nosotros, los ciudadanos. Si mi deseo, como es probable, no se cumple, espero resultes un gran líder como lo fuiste en la cancha. Ojalá, tú, ídolo y figura, no seas un politiquillo soberbio, egoísta y ambicioso como la mayoría. Ojalá seas diferente, El Diferente, y te prepares bien para brindarle buenas cosas al pueblo, porque recuerda que vienes del pueblo y que en tu juventud viajabas en camión para ir a tus entrenamientos.     

Fotografía tomada de La Jornada en línea

Los bancos

Siempre me he sentido incómodo en aquellos lugares mafiosos y tramposos llamados bancos. La gente que lo orienta y lo recibe a uno siempre es amable, pero me preocupa que les paguen por ser amables y usar corbata. ¿A qué punto la humanidad ha llegado a estar de mal humor que se nos tiene que pagar para ser amables?

Odio sentarme a esperar mi turno para entrar en un cubículo, odio esperar el trámite de mi tarjeta, odio esperar a que un perro hable, odio esperar a un ejecutivo. ¿Qué ser distraído desea ser un “ejecutivo”? Aquellos chimpancés soberbios y descerebrados con saco y corbata que miran despectivamente a la gente. Seres despreciables. No son nada, sólo ejecutan; ejecutan órdenes de alguien más y no tienen derecho a la subversión o al idealismo porque si lo hacen, los carga la chingada. Ejecutivo: sustantivo nimio que no le hace falta a la humanidad.


La idea de ser un número de cuenta en el sistema bancario me intranquiliza. Un número más rodeado de más números que tranzan y avanzan para enriquecerse con tasas de interés. Apendejados “ejecutivillos” que creen que tienen el control cuando sólo reciben unas cuantas monedas lanzadas al suelo que altaneramente recogen con sus manitas blancas y sus mangas limpias mientras los banqueros se ríen por tenerlos como monos amaestrados para que ellos se enriquezcan cada vez más.  

miércoles, 14 de enero de 2015

Charlie Hebdo, Hollande y EPN

El periodismo por naturaleza y sentido común es un ejercicio de libertad de expresión.  El ataque contra la revista Charlie Hebdo, es un atentado no sólo a esa publicación, sino a la libertad de expresión de cualquier ciudadano. Al parecer, en este mundo, si el comentario de alguno puede ofender al otro, el ofendido tiene derecho a matarlo. Tal es el caso de los normalistas, que con todo el derecho constitucional, se dirigían a manifestarse en contra de una figura política. Es difícil no separar ambas situaciones, pues los atentados terroristas han sido de los peores de la historia de cada país. Doloroso que sea mejor quedarse callados y sin mirar alrededor.

Después del atentado a la revista francesa, miles de ciudadanos marcharon en las calles en protesta contra la violencia. La manifestación fue encabezada por François Hollande, presidente de Francia.

En México es inverosímil pensar que Enrique Peña Nieto encabezara una movilización por los crímenes cometidos en todo el país. A pesar de que el mismo gremio político ostenta intentar ser un país de primer mundo pero que a su vez es incapaz de acercarse a los ciudadanos.


A más de tres meses de lo sucedido en Iguala, el Presidente Peña no ha puesto un pie en el lugar de los hechos. Según mi lógica, la única razón por la cual no lo ha hecho es por inepto, por miope, por desinterés, por cinismo, por puto. 

martes, 6 de enero de 2015

Diciembre extinto

Las celebraciones de Navidad y Año Nuevo se están extinguiendo para mí. Recuerdo que cuando era niño, las noches del 24, antes de salir de casa para reunirme con mi familia, preparaba sobre una mesa un vaso con leche y galletas destinadas al siempre amable Santa Claus. Recuerdo, en casa de mi tía, la mesa totalmente ocupada por comida decembrina y todos los asientos habitados por familiares. No olvido aquellas charlas que nunca entendía de qué trataban y que duraban gran parte de la noche. De vuelta a casa, la emoción contenida durante toda la cena y la sobremesa, se descargaba al ver los juguetes que el místico gordo me había acomodado debajo del árbol. La exaltación regresaba cuando el vaso con leche estaba vacío y sólo sobraban algunas migajas de las galletas; Santa Claus había estado en mi casa un año más. En Año Nuevo la cena cada vez cambiaba de locación, a diferencia de la Nochebuena que siempre se celebraba en el mismo lugar; otra variación es que esa noche no había regalos, sólo abrazos y uvas.

Desde hace algunos años en las cenas de diciembre sólo nos sentamos a la mesa mi madre, mi padre y  yo. Cenas tradicionales, en un ambiente personal e íntimo. Como siempre digo, afortunada o desafortunadamente me desembaracé de la familia por diversas situaciones que tú, lector, al menos hoy, no tienes derecho a saber, y durante todo el año no cargo con ese lastre ni con los compromisos que conlleva, únicamente la ausencia de ese concepto (familia) me causa melancolía dos noches al año. Al finalizar las cenas, siempre llego a la misma conclusión; estoy con mi verdadera familia, no necesito más gente en mi mesa, estoy con los que quiero estar.

No sé cuántas Navidades y Años Nuevos los siga celebrando con la compañía que hoy tengo. Estas fechas poco a poco, para mí, se van extinguiendo. Hoy no les doy el mismo significado que en aquella no tan lejana niñez y en un futuro no les daré el mismo significado que hoy.  Probablemente el tiempo me obligará a celebrar diciembre en ‘cuartópolis’ (citando a un escritor), pues no pretendo de ninguna forma adherirme a una nueva familia que no sea la mía; mi padre y mi madre.  


Espero que tú, lector, hayas disfrutado, como yo, al máximo esas noches hoy difuntas porque somos afortunados al poder celebrarlas con lujos que otros no tienen y además, porque el otro año no sabemos si vuelvan a ser, por lo menos, similares. Salud.